viernes, 6 de julio de 2012

El Club de las Trencitas (...y Parte III)


“Quiero trencitas”. Titubeé, necesitaba saber el precio antes de dar un sí o un no. Hice el gesto de revisar los bolsillos. Pero Teresa sacó un peine que guardaba entre sus tetas, y golpeó fuerte la mesa, dando una orden. “Usted es la próxima”, dijo y le guiñó un ojo a mi hija.

Cuando terminaron de hacerle las trenzas a Esther, la pueblana,  se dio vuelta y mostró su peinado y su mirada nublada. Era ciega. Nunca tuvo tanto sentido la pregunta: “¿Y cómo me veo?”

Teresa sonrió plena, hizo pasar a mi hija a la silla con una reverencia breve: flexionó apenas las rodillas, no  bajó ni un centímetro su cabeza.

Un mesonero estaba acercándose a la mesa y Esther le gritó antes de que llegara: “¡Traiga cervezas para todas, mire que yo pago!”. ¿Qué celebramos? Pregunté. Y Esther: “Pues que usted puede ver y que yo puedo sonreír”. ¿Cuántas trenzas quieres que te haga, guerita?, dijo Teresa. “Miles” dijo mi hija y todos estallamos en carcajadas. Las primeras  después de aquella muerte.

La siguiente ronda de cervezas la invité yo, y la siguiente también. Pasaron unos mariachis y Teresa brindó un par de canciones, a cuenta de un dinero que le debía “el hombre del guitarrón”. Se vino la noche y volvimos al hotel.

Después de la risa, de canturrear el corrido de Juan Charrasqueao, de bailar descalzas sobre la arena, de abrazarnos y hacer una ronda, vino el eco de los techos altos y el granito, la música chill out y los saludos de lobby. El silencio, antes de dormir, se interrumpió: ¿Mamá, y mañana vamos a volver al club de las trencitas?

4 comentarios:

  1. Que hermoso cuento mi querida Palmerita! Ya me dieron ganas de playa y trenCitas :)
    Te quiero, que talentosa eres!

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  2. Coño! La próxima vez te escribo por fb fué un show publicar aquí .... Excelente tu cuento y me alegro haber leído los tres el mismo día, ya sabes lo impaciente que soy jejeje tqm

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  3. qué lindura de cuento. Me dieron ganas de llorar de pura contentura. Un beso!

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  4. Que lindo Pame! Me transportaste. Besos miles

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