jueves, 19 de septiembre de 2013

Siempre único


Las personas, que iban y venían por las escaleras  mecánicas de ese edificio totalmente blanco, parecían notas musicales sobre un pentagrama. De haber sabido algo de música, Guadalupe podría haber descifrado alguna melodía que se dibujaba móvil, azarosa, efímera.  Pero era una analfabeta musical. Sin embargo, ella sabía que allí -en esas idas y venidas de la gente por esas escaleras que se movían sobre paredes blancas, pisos blancos y  bajo techos abiertos para tragarse toda la luz del cielo- había una música que entre todos, sin saberlo, escribían.

Además, Guadalupe creía que dentro de un colectivo -el 152, por dar un ejemplo- van personas que tienen, sin estar entre ellas conscientes, historias comunes. “Además de este tránsito, de coincidir en este colectivo, algo más nos une -se decía- somos formas que caprichosamente un Dios va  ordenando -con esos hilos invisibles que teje nuestros destinos- y de pronto ese Dios  decide sonreír sobre su obra colocándonos en un mismo vagón de subte, por dar otro ejemplo, a un grupo de habitantes de Buenos Aires que hemos perdido a nuestra madre hace cinco años o menos o que hemos renunciado a nuestros trabajos súbitamente”.

Y cuando a Guadalupe le parecía que no encajaba bien en algún lugar, cuando le daba por sentir que no pertenecía a ningún grupo, a ninguna parte, se decía para sí: “quizás aquí todos tenemos una prenda de vestir color blanca, quizás todos fuimos al baño esta mañana, quizás somos aquellos a quienes un Dios que hoy amaneció aburrido  no sabía con quién juntar”.

Así vivía Guadalupe su soledad, tratando de dilucidar lo que tenía en común con aquellos que compartía su rutina por casualidad. De haber estado su madre viva, la sabía de Teresa, le habría dicho inmediatamente que no hace falta coincidencia alguna para amar, que deje de buscar patrones repetidos en aquello que, por naturaleza, siempre es único.

2 comentarios:

  1. Que cosa tan linda esta nota . . . un homenaje al Principito y su rosa!
    Gracias querida flor :-)
    Carmen

    ResponderEliminar
  2. Guadalupe...con su mirada prístina...
    Gracias Pamela, por estar siempre compartiendo tus escritos con nosotros.

    ResponderEliminar