viernes, 18 de mayo de 2012

Tiempo de Sequía


El fuego pasó mil veces. Hizo crujir la vegetación y salpicó calores que nos hicieron jadear, hipnotizados, como rindiéndole culto a un sol fluorescente. 

Tu piel, me acuerdo, llevaba surcos por donde caminaron los últimos sudores. En ese terreno curtido se abrían tus ojos cansados, esos que sin pudor mostraban el camino accidentado de venas brotadas. Se entrecerraban tratando de enfocar el paisaje ocre. Fue, entonces, cuando tu boca seca preguntó: ¿Cuándo será que llega el tiempo del agua?

Esto ocurría y atrás cantaban las chicharras; esas que quedaron inmóviles, sin vida, paralizadas, con la idea de que ya llegaba lo que tanto anunciaban. 

Un pájaro revoleteaba alrededor de un árbol en llamas. Desesperado vio arder su nido con pichones que aún no sabían volar. Pero lo viví otras veces, siempre llega el agua, nos inunda como una venganza de tanto desearla. Descansa, ya viene el verde con nuevos brotes y luego las flores de araguaneyes, jacarandaes, apamates.

3 comentarios:

  1. Por suerte el agua siempre llega...me gusta mucho tu estilo. Leyendo tu descripción de ese rostro estragado, volví Ollaytambo y a la anciana que vislumbré en el andén que me llevaba a Aguas calientes y me ofrecio un ramo de calas en un ramo muy muy apretado...¡ojalá a ella también le haya llegado el agua!

    Un saludo.

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  2. Ojalá, Begoña. Te mando un abrazo agradecido por detenerte por aquí.

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  3. cuánta belleza. El texto, el dibujo, y hasta el texto del mail en el que enviaste el link (comparto una frase tuya de ese mail para el que no lo recibió: "Afuera, paradójicamente llueve y amanece. Se vence lo más árido y lo más oscuro"). Gracias. Compartir la belleza es un gran acto de servicio y de amor.

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