viernes, 30 de marzo de 2012

Caracas, Venezuela.


Piso 5, Apartamento 52, Residencias La Generala, Av. Fuerzas Armadas. Al final, con letras mayúsculas y temblorosas, casi al pie del sobre, escribía “Caracas, Venezuela”.
Tratándose de una familia que había salido de España, huyendo de Franco y sus maneras, esta dirección resultaba un recordatorio permanente, una bofetada, o más bien un mensaje de esos que vienen encriptados en el código cotidiano de este mundo.
“Aquí no hay carteros que llamen a la puerta. Más bien tenemos que bajar y allí están los casilleros, basta con mirar por la rendija del 52 a ver si tenemos una sorpresa”. Así hablaban sus pensamientos -mientras se miraba en el espejo del ascensor- como fabricando un diálogo que nunca tendría con su padre.
Llegaba abajo y allí estaba. Se abría un chorro de agua fría en su pecho, tomaba la carta y pensaba rápidamente: que tras el tacto del conserje del edificio La Generala estaba el del funcionario de Correos de Venezuela, que tras ese tacto estaba el del funcionario del correo Español, y que tras ese, estaban las manos temblorosas de su papá escribiendo: Caracas, Venezuela.
Entonces, se ponía el sobre junto a la mejilla y luego lo olfateaba, como buscando una caricia.  

5 comentarios:

  1. NOSTALGIA DEL PRESENTE

    En aquel preciso momento el hombre se dijo:
    qué no daría por la dicha
    de estar a tu lado en Islandia
    bajo el gran día inmóvil
    y de compartir el ahora
    como se comparte la música
    o el sabor de una fruta.
    En aquel momento
    el hombre estaba junto a ella en Islandia.

    Jorge Luis Borges, La Cifra (1981)

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  2. Por un segundo tu relato me hizo pensar en mi nuevo Smartphone. Tiene internet, facebook, twitter, skype, cámara HD, etc. Pero lo más importante es que tiene una pantalla para colocar fondos de pantalla y fotos. Ahí, hace poco coloqué una foto de la primera voz que escuché en mi vida. La foto es amarilla y un tanto rosada, pero de verdad, no de filtros del Instagram ese. Es como de agosto del 76. Cada vez que lo uso también busco una caricia, y que casualidad, es la misma dirección, piso 5, apto 52, Caracas Venezuela. Un besito colega bloguera.

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  3. Se agradece el poema, y la lectura. Que el otro complete lo que uno deja en el aire es una gran satisfacción.

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  4. Sin duda en la añoranza también hay regocijo... ¡que grato leerte!

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  5. El transmitir amor, emociones y sentimientos a otros a traves d cartas o de nuevas tecnologias es... Complicado, en mi caso me pongo en el lugar del otro para tratar de sentir lo que, valga la redundancia, "siente" el otro al leerte o ver lo que envias. Y asi, al darle al "send" me pongo automaticamente a ver repetidamente el video o la foto, para ver exactamente lo que vera mi papa, igualito que el lo vera y sintiendo el corazon apretaditi igual que el

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