A lo lejos sonaban tambores, y entre esa percusión suave, precisa, se levantaba como ola de tsunami el susurro de una mujer que me decía: “presta atención a esa sensación de vacío que tienes en la panza”. ¿Qué tenía o tengo? Se me vino un olor a tierra húmeda -penetrante- que despertó mis ganas y tú no estabas a mi lado.
Apenas ahora se me cruzan como fantasmas esas vagas sensaciones del sueño, ese que emergió de mi cuerpo y que ahora me acompaña como una sombra, en este viaje, breve, atolondrado, que me lleva de la cama al escritorio.
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